miércoles, 14 de febrero de 2024

UN DESGRACIADO ACCIDENTE, DE HACE MÁS DE 100 AÑOS

    Ángel Fraile

Es mucho, lo que año tras año avanzamos a nivel técnico, para que tengamos una vida más fácil, pero hay ciertos aspectos de la vida que siguen tal cual, y así continuarán. Hoy nuestra ajetreada vida, nos empuja, como si  un remolque fuera detrás nuestro, para que no podamos detenernos un momento, y pensar  adonde nos dirigimos.

    Sin embargo hay cosas que han cambiado poco. Las muertes trágicas, del signo que sean, siempre suponen una angustia y un dolor para la familia y los más allegados. Hoy son los accidentes de tráfico los que producen muchas muertes en gente joven, siendo una gran tragedia para muchas familias, además de las secuelas para otros, para unos físicas y para otros un sufrimiento que dura toda la vida.

        Si nos trasladamos  un poco atrás en el tiempo, cuando no existían coches ni maquinaria, observamos que también se producían accidentes mortales  por otras causas, y donde la pérdida de un ser querido de manera violenta, a veces niños y jóvenes, suponían un sufrimiento para todo un pueblo. 

Vamos a relatar y recordar uno de tantos casos, este  ocurrido en Vallelado a principios del pasado siglo XX. 

Hace unos días,  revisando documentación histórica, me encontré con un caso, que seguro que en aquellos años produjo un gran sobresalto en Vallelado. Corría el mes de diciembre del año 1910. Por entonces, la necesidad hacía que desde muy pequeños los niños tenían que trabajar para ayudar y sacar adelante a su familia, cuando no existían ayudas gubernamentales ni Seguridad Social a la que pudiéramos recurrir.  El caso al que me refiero, es el de Feliciano, un niño, que con tan solo 14 años, estaba trabajando en una tierra que tenía su padre en el pago de Óvilo, junto a las márgenes del río Cega. Llegada la noche de aquel día 9, del frío mes de diciembre Feliciano no regresó a casa, por lo que sus padres y todas la familia,  muy preocupados, fueron a buscarle pero no encontraron ni rastro del niño. Fueron muchos días de angustiada búsqueda sin respuesta  y sin señales del pobre niño. A los pocos días, y viendo que no encontraban pista alguna, el caso fue publicado por orden del Juzgado de Primera Instancia de Cuéllar, en el Boletín Oficial de la provincia, que decía así: 

"Por el presente edicto se interesa de todas las  Autoridades y Agentes de policía judicial, la busca y captura y conducción a este juzgado de Feliciano Fraile Vicente, de catorce años de edad, domiciliado en Vallelado, que el día nueve del actual (9 de diciembre) desapareció del ´término municipal de dicho pueblo, pago del Óvilo, donde trabajaba en una tierra lindante con el río Cega, y suponiéndose pueda haber sido arrastrado por las  aguas de dicho río, se encarece de las autoridades de los términos por donde discurre, hagan vigilar las márgenes, por si en ellas apareciera el cadáver del joven mencionado".

Pasaban los días y las semanas y  Feliciano no daba señales de vida y la angustia era cada vez mayor. A sus padres, Bonifacio y Baltasara, se les partía el corazón por lo que pudiera haberle ocurrido a su hijo. Imaginamos que toda la familia y vecinos se temían lo peor, pero al menos deseaban que apareciese su cuerpo. 

Siguieron pasando los meses y ya iban perdieron la esperanza de encontrarle. Una gran tragedia para todo un pueblo, que se veía impotente y sin poder hacer nada.

Cuando ya habían perdido toda la esperanza, llega la triste noticia, de que el día 9 de julio, justamente 7 meses después de su desaparición, aparece un cadáver en el mismo río Cega, pero en el termino de Viana de Cega, municipio de la provincia de Valladolid, por donde discurre el Cega.

La noticia es recogida y publicada en el Adelantado de Segovia del día 22 de julio, con el título "El cadáver de un segoviano" ,donde se relata que ha aparecido junto al río Cega, en Viana, los restos de un cadáver, que después de ser reconocidos por el forense, se corresponden con  los  de una persona joven..."Por fin ha podido ser identificado, resultando ser de un joven vecino de Vallelado (Segovia), llamado Feliciano Fraile Vicente". 

    La identificación fue posible, a pesar de haber pasado tanto tiempo, "por un trozo de calzoncillo que llevaba las iniciales F. F y unos zapatos de becerro blanco", muy deteriorados por las aguas. 

                                  

Los restos de este pobre niño, recibieron sepultura en el cementerio de Viana de Cega. Dentro del inmenso dolor de sus padres y familiares, por fin Feliciano descansó en paz.

Este es un caso, como otros que iremos relatando y que tuvieron en vilo a todo un pueblo y comarca, hace ya más de 100 años.  

Expongo a continuación la fotografía de Martín Fraile, que los más mayores han conocido, y que era hermano de Feliciano, así como a parte de sus descendientes.



Baltasara, la madre de Feliciano, con su familia y descendientes
Se da la triste coincidencia, que por estas mismas fechas, se recoge una noticia o accidente, en el cercano pueblo de Sanchonuño, donde Rufina, una niña de 8 años, "burlando la vigilancia de sus padres",   fue hasta la fuente pública, con un cántaro a recoger agua, cayendo de manera accidental y pereciendo ahogada en el propio pozo.