Ángel Fraile de Pablo
Las calles de nuestros pueblos y ciudades, al igual que los edificios tienen una historia, muchas veces poco conocida por sus moradores. Las construcciones y edificaciones permanecen durante años e incluso siglos sin variar su estructura, al igual que las calles. Para una mejor comprensión y organización, desde antiguo, se asignaron nombres a estas vías o caminos. En un principio, suponemos que los nombres hacían referencia a alguna característica propia de sus situación o característica particular, llegando este nombre a hacerse popular y por ello a formar parte de esa calle o plaza. Tenemos ejemplos en Vallelado: Calle La Fuente, Calle del Moral, La tahona, calle Real...Estos nombres forman parte de la historia de cada lugar.
Sin embargo, las nominaciones, en muchos casos han ido cambiando con el paso de los años, a gusto de los dirigentes de turno de cada momento. Lo podemos comprobar en el momento presente que se cambian los nombres a antiguas calles por diversos motivos, dependiendo de los gustos, conveniencias, o por otras razones, de los gobernantes del momento.
Expongo aquí el caso de la actual calle de Constantino Arranz, que debe su nombre a un hijo de Vallelado que murió en la contienda española de 1936. Esta calle, denominada desde antiguo como calle Real, y que cruzaba todo el pueblo, en un momento se partió en dos: Calle Real de abajo y calle Real de Arriba.
Relato aquí un hecho histórico poco conocido, y del que un servidor nunca había oído hablar a ninguna persona mayor, hasta que un buen día encontré revisando los libros del ayuntamiento, una referencia a el cambio de denominación de la Calle Real de Arriba, en el año 1926, cuando estaba instaurada en España la Dictadura de Primo de Rivera.
En sesión 8 de febrero de 1926, el ayuntamiento de Vallelado acuerda cambiar el nombre de la calle Real de Arriba, por el de Segundo Gila Sanz, un segoviano, de los más destacados del siglo XX. Además de ejercer como médico, y maestro en Segovia, Segundo Gila se dedicó a la política, siendo gobernador de Segovia durante al menos 5 años. Sería en esta época cuando benefició a Vallelado para la realización de la obra de la conducción de aguas hasta el casco urbano y para levantar la torre de la iglesia que se había derrumbado hacía unos años. La torre de la iglesia se levantó de nuevo en 1920.
En señal de agradecimiento por estas dos importantes obras que se realizaron en Vallelado, es por lo que la corporación, presidida en el año 1926 por D. Gregorio González, (el entonces farmacéutico titular), es por lo que deciden dedicarle una calle a tan ilustre segoviano. Los detalles de aquella jornada de domingo lo tenemos en la noticia del corresponsal del Adelantado de Segovia.
Al parecer en el acto de homenaje celebrado en Vallelado, según este diario, se descubrieron dos lápidas en dicha calle con el nombre de Segundo Gila. Sin embargo, me llama la atención de que en el año 1936, cuando muere en el frente de Peguerinos, nuestro paisano Constantino Arranz en plena guerra Civil, y el ayuntamiento decide darle el nombre de una calle, concretamente donde vivían sus padres, y que por entonces debería de llamarse Segundo Gila. En el acuerdo que toman, se refieren al cambio del nombre de la calle Real de Arriba en vez de Segundo Gil. El motivo de este aparente dislate no he podido resolverle, porque no he encontrado ninguna documentación al respecto. Es posible, sin asegurar nada, que se quitase el nombre de Segundo gila por algún motivo político, antes del año 1936.
Os pongo a continuación, de manera literal, la noticia que apareció en el diario segoviano por aquellos días. En este relato del corresponsal, nos pueden llamar la atención, ciertos detalles y aspectos en su redacción. Hay que pensar que hace casi 100 años las circunstancias políticas eran otras muy distintas a las actuales, por lo que al final hago un pequeño comentario relativo a dos cuestiones que pueden no entenderse hoy y que trato de aclarar.
