LA GRAFIOSIS ACABÓ CON
LAS VIEJAS OLMAS EN NUESTROS PUEBLOS
Ángel Fraile de Pablo
Es el olmo un árbol muy popular en toda Castilla, y cuyo nombre científico es "Ulmus minor". Popularmente es conocido además, como olmo común o negrillo. Es un árbol de hoja caduca que puede alcanzar los 30 metros de altura, formando sus ramas unas copas de gran tamaño, en los ejemplares más ancianos, distinguiéndose su estampa a varios kilómetros de distancia. Su madera es particularmente dura y ha servido durante siglos para la fabricación de aperos de labranza, carros y vigas para la construcción, por su gran resistencia y durabilidad. Bien conocían esta madera los artesanos y constructores de carros para la agricultura, donde se necesitaba de gran resistencia para el duro trabajo y las malas condiciones ambientales. Las grandes vigas de los lagares también estaban fabricadas con la madera de este árbol. Además, se ha utilizado en la fabricación de muebles de gran calidad, por su resistencia y por ser una madera con una preciosa veta que le da un realce especial. El viejo refranero también nos deja una gran aseveración, referente a la dureza del olmo..."El olmo le dijo al clavo: Entrarás, pero dejarás el rabo". Personalmente lo he comprobado, y si tratas de clavar uno de esos clavos en un tronco de olmo seco, comprobamos que al principio parece que va clavando bien, pero poco a poco va costando más y más, llegando un momento que es imposible de clavar, aunque solo quede 1 o 2 centímetros, y termina torciéndose. Estos olmos, han poblado nuestros pueblos y ciudades desde hace miles de años. La gran cantidad de topónimos a que hace referencia, nos da idea de su importancia. Ahí tenemos a la cercana villa de Olmedo que hace alusión a este importante árbol o a la antigua ciudad romana de "La Olmeda" en la provincia de Palencia. Existen cantidad de pueblos que llevan en sus nombres a este emblemático árbol: Fuente el Olmo de Iscar, Fuente el Olmo de Fuentidueña, y así en multitud de pueblos de toda la geografía, comprobando la trascendencia y la utilidad que tuvo en la vida de nuestros pueblos. Durante muchos siglos se plantaron estos olmos al lado de arroyos y zonas húmedas y a lo largo de los caminos más importantes de nuestros pueblos. Todavía recuerdo en Vallelado que muchos de estos ejemplares poblaban las márgenes del arroyo y de la carretera que conduce hasta Cuéllar. Desde Vallelado a San Cristóbal, en los años 50 y 60 del siglo XX, parte del recorrido estaba poblado a ambos lados de ella por hermosos ejemplares, que hacía que no entrase el sol en la calzada, por lo que era muy utilizada en el buen tiempo para pasear, pues los vehículos que circulaban eran muy pocos.
A partir de los años 60 y 70 del siglo XX, el aumento de vehículos hizo que se talaran todos los que estaban a lo largo de la carretera, por el peligro que ello suponía para la seguridad. Había zonas que formaban una especie de arcos de un lado a otro, por lo que pasear en verano por la carretera, cuando los vehículos eran muy escasos, era una gozada. La fresca sombra que daban estos viejos ejemplares, era parte de su atractivo y por lo que luchaban los ayuntamientos en su conservación.
El emblemático parque de San Francisco de Cuéllar estuvo poblado de viejos olmos, que hacía de este sitio un lugar de esparcimiento ideal para mitigar el calor de los tórridos veranos de Castilla.
Desgraciadamente los portentosos ejemplares han ido sucumbiendo, poco a poco, a una enfermedad denominada "Grafiosis". Fue a partir del último cuarto del pasado siglo cuando el hongo de la grafiosis empezó a infectar a los grandes ejemplares, afectando en un principio a las hojas, para posteriormente secarlo completamente. Este hongo es trasmitido por un escarabajo que vive bajo la corteza del árbol.
En Vallelado también teníamos grandes ejemplares de olmos. A los más longevos siempre se les ha denominado como "Olmas" y solían formar parte del paisaje de las plazas de nuestros pueblos, donde las gentes se cobijaban, pues la gran cantidad de hojas y sus corpulentas ramas formaban copas círculares bajo las que cobijarse y descansar. Poco a poco fueron desapareciendo, y hoy es prácticamente imposible encontrar un olmo que tenga más de 10 años. La dureza de su madera hacía que resistieran bien las inclemencias del tiempo y no se quebrasen sus ramas. Una de las olmas que ya desapareció hace muchos años en Vallelado estaba situada junto a la carretera, muy cerca del límite con San Cristóbal de Cuéllar, y donde todavía se mantiene el nombre del pago: "La Olma", donde se va en rogativa en el mes de marzo. El lugar también era conocido como "La Cruz del Barrio", que nos indica el lugar donde existiría situaría una antigua cruz, a la entrada de Vallelado, viniendo desde el vecino pueblo. En la fotografía vemos unos ejemplares jóvenes, que poco a poco vuelven a secarse, y en la base un viejo tronco, ya carcomido y que sucumbió al hongo asesino. Hoy en este pago se encuentra el cementerio municipal.
En el pago del "Jardín", donde el veterinario D. Apolinar Segovia, natural de Nieva vivió y plantó frutales a finales del siglo XIX y también varios ejemplares de olmos, que ya hace unos años terminaron por secarse.
En el año 1739 tenemos una referencia de la existencia de una gran olma en Vallelado, y pensamos que estaría situada en la plaza mayor, por entonces una gran plaza, que llegaría hasta la actual calle del Moral. El gran tronco que con el paso de los años adquiriría un diámetro considerable, y el ayuntamiento, buen conocedor de la importancia y del valor de estas olmas, tuvo que comprar unos maderos pare reforzar esta olma, seguramente porque estaría ya algo cañosa, por lo que habría que reforzarla ..."quatro reales y doce maravedies que costo el traer unos maderos para la olma y terraplinarla".
A pesar de los cuidados y de los tratamientos administrados por los técnicos, los grandes ejemplares, muchos de ellos centenarios, han sucumbido a este hongo. En el cercano pueblo de Frumales hubo una gran olma de la cual ahora solo podemos observar el gran tronco seco, pero que ha quedado como testigo para las futuras generaciones, que no han conocido estas corpulentas olmas. Los adelantos técnicos han logrado, por ingeniería genética, unos ejemplares similares a estos de que hablamos, que parece que son resistentes al mortal hongo. Esperamos que así sea y que con el paso de los años crezcan en nuestros pueblos y den sombra y vida a las generaciones venideras.
Coincidiendo con la realización de este artículo, hemos conocido la noticia de que la Diputación de Segovia ha regalado a 115 municipios, 1000 ejemplares de olmos resistentes a la Grafiosis. Suponemos que algún ejemplar habrá solicitado el ayuntamiento de Vallelado y que puedan desarrollarse, regalando un precioso paisaje para las generaciones venideras, y que algún día se conviertan en grandes y bonitas "Olmas".