REMEMORANDO
AQUELLAS FIESTAS DE VALLELADO DE 1956
Ángel Fraile de Pablo
A veces nos resulta curioso, a la vez que interesante, ver noticias antiguas relacionadas con Vallelado. En este caso, se refiere a una crónica de las fiestas del año 1956, donde se detallan las actividades principales, y como no, las corridas de toros de ese año. Además de los toros, en las fiestas había otras atracciones, donde participaban los jóvenes y los niños.
De esta manera, tenemos una visión de cómo eran estas fiestas y como se divertían nuestros padres en esos años, pudiendo comparar con las que hacemos ahora en pleno siglo XXI.
Aquel 14 de septiembre de 1956, al que se refiere esta noticia, era la llamada fiesta de iglesia, y cayó en viernes. Entre otros actos, se hizo una carrera pedestre, donde participaron los jóvenes. La prueba consistía en recorrer 600 metros, con premios para los 5 primeros en llegar a la meta. Los nombres de los ganadores fueron:
1º Clodoaldo de Santos Aceves
2º Pablo Pascual Ruano
3º Ángel González Muñoz
4º Ciriaco Velasco Gómez
5º Juan Martín Fraile
El ganador, Clodo, recibió de premio 100 pesetas. Pablo, el segundo 75 pts. Ángel como tercer clasificado 50 pts. Y Ciriaco y Juan, cuarto y quinto clasificados 25 pts. cada uno.
Otras de las actividades de las que disfrutaba todo el mundo, eran los fuegos artificiales, que actualmente no se hacen. Para los chiquillos y demás público, gigantes y cabezudos por las calles de Vallelado durante los tres días No podía faltar la música, que animaba desde muy temprano por la mañana, r3ecorriendo las calles del pueblo con dianas y pasacalles, además de animar las veladas nocturnas, y por supuesto las corridas de toros en la plaza mayor, entonces con talanqueras y tablados para que todos disfrutaran del espectáculo. La música en esta ocasión estuvo a cargo de la banda de la Cruz Roja de Medina del Campo.
La parte taurina tuvo lugar los días 16 y 17 de septiembre. Este año coincidió en sábado y domingo. En aquellos años, las fiestas se celebraban en los mismos días, sin depender del día de la semana en que cayesen. El día 14 con los actos religiosos en honor de la Exaltación de la Santa Cruz, y los dos días siguientes los encierros y corridas de toros o novillos.
Clemente Castro con sus hijos David y Jorge
El cartel taurino, estuvo compuesto por dos novilleros de renombre en esos años, que fueron los vallisoletanos Fernando Merino y Clemente Castro “Luguillano”. Fernando Álvarez Merino, cuyo nombre artístico era Fernando Merino, había pasado su infancia en Pedrajas de San Esteban, de donde era natural su madre, Guadalupe. La familia de su padre, Juan, descendía de Tudela de Duero. Siempre tuvo relación con el pueblo de su infancia, donde ya retirado y jubilado, Fernando actúo como presidente del ciclo de novilladas de la villa piñonera “El Piñón de España”, que se celebra anualmente en la villa pedrajera. En el año 2013 Fernando Merino falleció en Valladolid a los 84 años. Siguiendo con el relato de aquellas fiestas de 1956, el día 16 actuó en la plaza de toros con novillos de Don Ramon Fernández Zumel (Habanero). Según la crónica, esta fue una actuación mediocre del novillero Fernando Merino: …” Estuvo regular con el capote y la muleta, y muy desacertado al pinchar en sus dos novillos”.
Fernando Merino tuvo una carrera corta como novillero, pero no sin éxito. Se cortó la coleta como novillero cuando contrajo matrimonio, sin embargo siempre estuvo ligado a este mundillo del toro, como empresario. En sus años como novillero, se hizo popular un pasodoble que decía: Fernando Merino-Gracia y salero, -Fernando Merino,-Un gran torero.-Fernando Merino,-Por ser castellano,-Conservas la esencia-Del arte más soberano.-Fernando Merino-,Gran muletero.-Fernando Merino, –Siempre el mejor.-Por todo tu arrojo,-Fernando Merino,-Te aclama la gente- Por rey del valor.
El segundo y último día de fiestas, 16 de septiembre, actúo en la plaza de Vallelado Clemente Castro Luguillano. Toreo dos novillos, y según recoge el corresponsal, fue una tarde apoteósica del valiente novillero nacido en Mojados. En este primero, recibe al novillo con verónicas, chicuelinas apretadísimas y un quite de frente por detrás que hace levantar al numeroso público ovacionándole con todo entusiasmo. Después de brindar al público, sigue la faena con un pase de rodillas, molinetes, afarolados, manoletinas mirando al tendido y desplantes temerarios.
En el segundo novillo, dado el coraje y valentía de Luguillano, sufre una cogida, pero sin consecuencia. Comienza la faena con lances a pies juntos y rematando con afarolados. Después del tercio de banderillas brinda el novillo a la presidencia del ayuntamiento, y de rodillas le instrumenta cuatro naturales. La cogida no le amilanó, siguiendo su faena con coraje, mientras el público entusiasmado no dejaba de aplaudir. Terminó la faena, con una estocada en lo alto. Se le concedieron las dos orejas y el rabo. Una gran tarde para los aficionados a los toros de Vallelado y los visitantes, y por supuesto para Clemente Castro Luguillano, que, aunque triunfó en una pequeña y modesta plaza, seguro que retuvo en su memoria hasta su fallecimiento a los 90 años, en el año 2022.
No hace muchos años, toreó en la plaza de toros Vallelado David “Luguillano”, hijo del gran novillero Clemente Castro. Podemos ver en la fotografía a Clemente, ya retirado de los ruedos, junto a sus dos hijos David y Jorge, ambos también novilleros, aunque este último tuvo una carrera corta. Toda una gran familia de toreros, esta de los Luguillanos, cuyo nombre artístico les viene de la virgen de Luguillas, patrona de Mojados, a la que se encomendaban cada tarde antes de salir al ruedo.
El corresponsal de esta noticia, que se nos antoja bastante entendido en toros, nos ofrece esta minuciosa crónica que nos da la impresión de que hubiéramos estado disfrutando esos días en plena plaza Mayor de Vallelado, viviendo los toros en vivo y en directo.
En la foto aparece la antigua plaza de toros de talanqueras, que se hacía en la plaza mayor, donde podemos ver que estaba a rebosar. Siempre han atraído los toros de Vallelado a propios y forasteros, como lo demuestra esta foto de los años 60 del siglo XX.
Las fiestas siempre han sido motivo de alegría y celebración. En esta ocasión, presumimos que no todo fue alegría, pues dos días antes de comenzar las mismas, ocurría en Vallelado un desgraciado accidente que dejó paralizado y triste a todo el pueblo. Rafael Antón, un niño de tan solo 4 años, iba en el carro con su padre Jesús. El carro iba cargado de tierra y el niño en un momento se desequilibró y cayó del carro junto a una de las ruedas, que le paso por encima, sin que se pudiese hacer nada por su vida, dado que el accidente le produjo un traumatismo mortal. Este hecho, ocurrido a tan solo dos días de celebrarse las fiestas mayores, seguro que marco aquellas fiestas y a todo el pueblo, familiares y visitantes. El corresponsal no lo cita, porque ya había aparecido la triste noticia en el diario segoviano, concretamente el primer día de las fiestas, el 14 de septiembre, noticia firmada por el “corresponsal” de Vallelado. La crónica de las fiestas que hemos relatado, aparece en dicho periódico unos después, concretamente el 25 de septiembre de ese año.