domingo, 7 de abril de 2024

TRES MELONES SALVAN A UNA FAMILIA DE LAS LLAMAS



LA FAMILIA DE BENITO Y PRUDENCIA,
DEBEN SU VIDA A TRES MELONES


Ángel Fraile de Pablo

Dicen ahora los más mayores, que el tiempo está loco y que desde que ellos eran jóvenes éste ha cambiado mucho. En concreto, los inviernos ahora no son tan crudos como antes. Recuerdan estos mayores, que las heladas eran muy fuertes formándose hielo en lagunas que duraban días, pues unas heladas se juntaban con otras. Los inconvenientes en los pueblos, debido a estos problemas, eran importantes, pero como los vehículos que circulaban por las carreteras eran mínimos, este problema no era muy trascendente. Entonces, la economía familiar dependía fundamentalmente de los productos que se elaboraban en casa, como de la matanza del cerdo y de lo que se recogía en el campo. No se dependía del exterior salvo algún producto concreto. En el presente  casi todo nos viene de otros lugares, por lo que por entonces, si había problemas y no se podía circular por los caminos y carreteras, este era un mal, pero mucho menor que ahora. 
Lo que sí que tenía importancia,  era la provisión de leña que había que hacer en el otoño, para pasar el invierno. En una tierra de pinares, a la que pertenecemos, era fácil proveerse de ella para atizar la lumbre, que era casi el único medio que había para mitigar el frío, además de las benditas glorias que se alimentaban con leña más floja, como las ramas de los pinos, o ramera.
La cocina era la sala más importante de una casa, donde se situaba la cocinilla de leña que servía para preparar los alimentos y también servía como calefacción. Allí se hacía la vida en los crudos inviernos, atizando bien para que no penetrara el frío. Las chimeneas de estas cocinas había que limpiarlas cada año, pues originaban mucho hollín, procedente de la madera de pino que es muy resinosa. No era raro que se produjeran incendios de estas chimeneas, regularmente. Si el incendio se cogía a tiempo se apagaba y los daños no iban a más, a excepción de tener que reparar la chimenea.  
El gran peligro de estos incendios era que la madera era un elemento fundamental en la construcción de las viviendas, con el consiguiente peligro. Hay que tener presente que las casas de entonces, aunque en general tenía grandes paredes, no estaban aisladas como tal, por lo que cuando empezaba el frío había que empezar a quemar más y más leña.
Vamos a exponer un caso que podíamos calificar,  al menos de curioso, por las circunstancias en que se produjo.
Corría el mes de noviembre del año 1947, concretamente el día 18, y aunque oficialmente no había llegado el invierno, imaginamos que ya estaría instalado el frío. Durante la noche las lumbres de las cocinas estaban apagadas, pero parte del calor que se había originado durante el día, hacía que las chimeneas tomaran una gran temperatura, y a veces el hollín y los restos de la resina comenzaban a arder, sin que los propietarios se diesen cuenta de ello. El peligro era evidente y los desvanes o sobrados eran de madera. Allí se almacenaban  todo tipo de alimentos que se habían recogido en el verano, como uvas tomates, sandías, melones, y un largo etc. Además los cereales para el consumo propio y para los animales que se criaban en casa.
Como decíamos, un día de  noviembre, a las 5 de la madrugada, cuando toda la familia se encontraba dormida en sus habitaciones, comenzó el fuego en la chimenea de la vivienda. Rápidamente el fuego  empezó a quemar las maderas del tejado y del desván, sin que los vecinos, que se encontraban en pleno descanso, se dieran cuenta de nada. A esa hora un  fuerte golpe en el sobrado, despertó a alguno de ellos. Después del golpe, todo estaba en calma, por lo que no dieron importancia al hecho. Sin pasar mucho tiempo un segundo golpe y poco después un tercero. Con este último, ya empezaron a alarmarse y se levantaron de la cama rápidamente para ver lo que ocurría. Subieron al desván de donde procedían los golpes, y en ese momento vieron que  estaba en llamas, por lo que se alarmaron y se pusieron manos a la obra para sofocar el incendio, ayudados por todos los vecinos y por el servicio municipal contra incendios. La familia de Benito y Prudencia habían salvado su vida por unos melones que habían golpeado el suelo del sobrado.
El caso podíamos calificarle de anecdótico, si no fuera porque el golpe de los melones despertase a toda la familia, y así pudieron salvar sus vidas Benditas casualidades con las que a veces nos sorprende la vida. En este caso, bienvenida sea la dulce gracia de unos melones.
La noticia la recoge El adelantado de Segovia y también  "El diario de Ávila": "Tres melones salvan a una familia en llamas":. Tres melones dieron la voz de alarma a una familia del pueblo de Vallelado, permitiendo que esta se salvase.
Al final solo se quemó parte del desván, pues la desgracia podía haber sido mucho mayora. Los daños producidos por el incendio ascendieron a unas 15.000 pesetas. Bastante dinero para aquellos años.
    La casa en cuestión, es la situada en la confluencia de la calle del Moral y la calle del Almendrino, que podéis ver en la foto inferior