CRÓNICA DE LA XXVII MARCHA A PIE 2025
Ángel Fraile
El sábado 6 de este mes de septiembre, realizamos la marcha número XXVII, en los días previos de las fiestas de Vallelado, como es costumbre. Este año, la ruta consistía en subir hasta el Pico Torre y llegar a la Cueva de la Mora, para luego bajar a la Cuesta Redonda. Al final, acortamos el recorrido, y no bajamos hasta la Cuesta Redonda, pues teníamos que estar de vuelta en Vallelado a una hora prudencial para poder acudir al recital de poesía que había preparado ASOMUVA.
A las 5 de la tarde, y con calor, comenzamos la ruta, saliendo de la Plaza Mayor, siguiendo por la calle Mochas hasta las escuelas y luego coger la calle de la Solana, hasta llegar al camino o cañada del Calvario.
Comenzamos a subir la cuesta y llegando a la bodega que hay frente a la Pimpo, nos dirigimos por un sendero a la derecha que llega en dirección a la antena de Telecomunicaciones. Desde allí divisamos todo el precioso Valle donde se asienta Vallelado, nombrando los puntos y pagos más destacados, desde que se inicia o abre este valle a la altura de Torregutiérrez, donde nace el arroyo del Horcajo, en el pago conocido como “Gacesa”, dando vistas hasta el castillo de Iscar y la cuesta del Táñago en el término de Olmedo.
Recordamos la inundación del año 2018, cuando una gran lengua de agua inundó parte del término de San Cristóbal y en Vallelado afectó a viviendas y garajes que están cerca del arroyo. La canalización del arroyo en estos casos no sirve para nada y el agua corre libre por la calle asfaltada, hasta llegar a las Huertas Rojas.
Después de las fotos pertinentes para el recuerdo, con el bonito fondo de San Cristóbal y el caserío de Vallelado, nos dirigimos hasta la zona del Pico Torre. Carlos nos ilustró sobre el yacimiento de la Edad del Hierro, y sobre el trabajo de la extracción del yeso, tanto a cielo abierto como en cuevas, y de la importancia que tuvo hasta bien mediado el siglo XX.
Junto al vértice geodésico, que las coordenadas y a la altura a la que nos encontramos, que es de 869 metros sobre el nivel del mar. Desde allí, divisamos el Mar de Pinares, y la zona de la comarca natural del Carracillo, famosa por sus hortalizas. Continuamos dando la vuelta a todo el cerro para llegar, a dar vistas al mediodía, donde se encuentra la Cueva de la Mora, y que, según la tradición oral, en ella habitaba una mora, que se la podía ver a la postura del Sol. Esto es lo que nos contaban nuestros abuelos y gente mayor, por lo que los niños subíamos frecuentemente a meternos en esta cueva, de origen natural. Nuestra imaginación hacía que imaginásemos a esta mora a última hora del día, pero que nunca logramos ver.
Muy cerca de esta cueva, en la parte alta, encontramos una gran piedra, donde hace ya unos años había clavado un puñal, que a los niños nos llamaba la atención, imaginando y pensando quien pudiera haber clavado ese puñal y la fuerza tendría semejante personaje. El tal puñal asomaba unos 15 cms. No lo podíamos comprender. Pasados los años, este puñal resultó ser una barra de hierro,que alguien había clavado para extraer piedra, que no pudo sacar, quedándose durante muchos años como testigo y para estimular la imaginación de los niños. Hace ya un tiempo que la barra se sacó, y no sabemos su paradero actual.
Allí mismo en las rocas nos sentamos y nos comimos el bocata para recuperar fuerzas, antes de seguir el camino de vuelta a Vallelado. La tarde fue muy agradable y disfrutamos del campo y de la historia. El año que viene continuaremos por otra ruta Dios Mediante.
Gracias a los acompañantes. En esta ocasión fuimos 15 personas, más Japo que llevó el coche de apoyo que nos proporciona el ayuntamiento. Carlos fue el benjamín del grupo, que como un campeón aguantó la marcha sin problema.
Gracias a Alfonso que nos ha enviado alguna de las imagenes para compartir con todos.