UNA GRAN TORMENTA DE AGUA Y GRANIZO, DESCARGO EN VALLELADO EL VERANO DE 1944
Todos hemos oído hablar a nuestro padres y abuelos, que el tiempo ha cambiado mucho desde que ellos eran unos niños. Será por el cambio climático o por diversas circunstancias, pero es verdad que las estaciones, no están tan marcadas como hace años. Los inviernos eran más crudos, que ahora. El frío y el hielo invernal eran una característica que marcaba los meses duros, donde en el campo poco se podía hacer. Unas heladas se juntaban con otras. Yo recuerdo perfectamente los caramelos que colgaban de los tejados durante muchos días, sin deshacerse, cuando los tejados de las casas no disponían de los modernos canalones. En algún tejado bajo, hasta los chicos y niños cogíamos alguno para chuparles, como si fuera un caramelo. La primavera y el otoño eran dos estaciones intermedias, que estaban muy marcadas, cosa que ahora no ocurre. Los veranos, calurosos, en este clima extremo que tenemos, y las tormentas, más frecuentes de lo que quisieran los labradores, hacían acto de presencia en pleno verano, cuando se estaban realizando las tareas propias, para recoger el fruto del trabajo de todo el año. El miedo de los labradores a estas tormentas estaba presente en los tórridos meses, cuando el trigo y demás cereales, lo que se conocía como “Lo panes”, estaban ya en sazón. En la era se estaba trillando y recogiendo el fruto anual para poder pasar el invierno. Las temidas tormentas vienen casi siempre con gran cantidad de agua, y sobre todo con granizo o piedra que arrasa con todo lo que encuentra a su paso
En esta ocasión que vamos a relatar de hace 80 años. Esta tormenta debió de ser terrorífica, pues la noticia fue recogida por el diario segoviano “El adelantado de Segovia” con un gran titular:
“UNA IMPONENTE TORMENTA DE AGUA Y GRANIZO, DESCARGÓ EL DÍA 27 SOBRE VALLELADO”.
Eran los últimos dias del mes de agosto, acabando ya las faenas de la era, para en unos días celebrar las fiestas grandes de la Exaltación de la Santa Cruz. El día 27 de este mes, sobre las 6:30 de la tarde una gran tormenta, con grandes truenos y relámpagos, descargo una gran cantidad de agua y granizos, del tamaño de avellanas y algunos como nueces, por todo el término y en el propio pueblo, acabando con todo el fruto de las viñas, que se encontraba ya muy avanzada la maduración…” también las superficies de zanahoria, achicoria y melones, etc, que han quedado totalmente arrasadas”.
La mayor parte de la cosecha los cereales que se encontraba amontonado y limpio en las eras, fue arrastrado al igual que la paja y haces que allí se encontraban. Las eras estaban situadas en la zona de Los Arenales, la Vega, y otras muy cerca del pueblo, cerca del camino de Viloria. Algunas de estas eras disponían de pequeñas casetas para guardar los aperos o para refugiarse o mitigar el sol, y en esta ocasión serviría para refugio, ante la gran tormenta,
Imaginamos la escena para todos los presentes viendo como el agua se llevaba todo su trabajo de todo el año, sin poder hacer nada para remediarlo. Pasados 15 minutos, viendo que la tormenta no paraba, empezaron ya a preocuparse mucho más cuando vieron que el agua se metía en las viviendas, y en las cuadras de los animales, temiendo que se produjera alguna desgracia personal, así como para el ganado.
La tormenta, según relata el corresponsal, duró una hora y media, sin amainar en ningún momento, temiendo que se inundara total mente el pueblo. El agua inundó muchas casas, teniendo que tomar medidas para evitar desgracias personales, pero sin poder evitar que pereciesen ahogadas algunas reses de ganado de cerda y lanares” el vecindario vivió un momento de verdadera angustia”.