FALLECE AHOGADA UNA NIÑA EN EL CAZ DE MINGUELA, EN 1933
(Noticia de la prensa histórica)
Ángel Fraile de Pablo
Las muertes de manera trágica no son exclusivas de los tiempos modernos, pues han ocurrido a lo largo de toda la historia, y se siguen produciendo desgraciadamente, de forma accidental por muy distintas causas.
Los peligros hoy son muy distintos a los de hace años, pero las consecuencias para las familias de los fallecidos siguen causando el mismo dolor, cuando se produce una muerte trágica, siempre de forma inesperada.
Relatamos aquí uno de estos accidentes ocurrido en el término de Vallelado en el año 1933. De las personas mayores que hoy viven en nuestro pueblo, no es posible que nadie se acuerde de aquel día trágico, pues han pasado más de 90 años. Lo que, sí que es probable, es que alguien recuerde haberlo oído comentar a sus padres o abuelos, o a otros familiares.
Corría el mes de agosto del año 1933, un mes veraniego por excelencia, ayer y hoy, en cuanto a temperaturas. El que más y el que menos, y cuando era posible se acercaba al río Cega, para pasar los momentos calurosos, sobre todo los días festivos, porque los demás había que trabajar. Entonces no había piscinas ni nada parecido para mitigar el calor. Si querías refrescarte tenías que ir al río Cega y allí pasar el día a la sombra de la ribera. En esos años, el molino de Minguela, junto al puente viejo, ya era una importante fábrica de electricidad, y estaba en pleno apogeo de trabajo y producción. Por entonces pertenecía al industrial Mariano Fraile Gómez, nacido en Vallelado, por entonces residente en Cuéllar. Para aquellos que se interesen por la historia, diré que era hermano del también industrial Modesto Fraile Gómez, a quien tenemos dedicada una plaza en Vallelado.
Una hija de Mariano Fraile, junto con su yerno, fueron a visitar a su padre, y así pasar el día junto al río. Este matrimonio tenía una criatura de corta edad, y con ellos viajó una cuidadora o niñera. Resulta curioso que la niñera, que se llamaba Amparo tenía tan solo 10 años. Ahora, en pleno siglo XXI nos parece mentira, pero por entonces la necesidad apretaba y había que trabajar desde niños para poder mantener la casa y la familia. Esta niñera era hija de un empleado de Mariano Gómez.
Esta familia junto con varios amigos, se pusieron a merendar, según cuenta la noticia, junto al caz que conduce el agua desde la pesquera hasta las turbinas dentro del edificio. Amparo, la niñera, sintió sed y fue a coger agua con un vaso o recipiente al propio caz, pero como estaba descalza, esta resbaló y cayó al agua, sin que los que allí estaban pudieran auxiliarla, pues la profundidad y la corriente era fuerte. Todos vieron la triste imagen de cómo la pobre niña caía al caz, sin que pudieran auxiliarla. Nos imaginamos la trágica escena y la angustia de todos sin poder hacer nada por socorrerla, pues inmediatamente desapareció y se hundió. Según cuenta el corresponsal del Adelantado de Segovia, el cadáver de la pobre criatura fue rescatado a las 9 de la noche en presencia de las autoridades y testigos.
El cadáver se trasladó a las dependencias del cementerio municipal de Vallelado. Allí se le practicó la autopsia a Amparo, recibiendo sepultura en el propio cementerio.
Han pasado más de 90 años, y el simple relato de este desgraciado hecho pone los pelos de punta. Las desgracias han causado y siguen causando tristeza y un gran dolor cuando se produce una muerte repentina, y más cuando se trata de una niña de corta edad como es el caso que nos ocupa.