martes, 17 de enero de 2023

OTRO POEMA DE MI ABUELO IGNACIO

Este poema fue escrito por Ignacio hace casi 50 años

EL SANTO DEL ABUELO

 (Ignacio Fraile Muñoz)

El treinta de julio,

que fue el día de mi santo,

mis hijos y familiares

acordaron celebrarlo.

 

Quizá debido a la edad

tan avanzada que tengo,

temen que el año que viene

ya no podrán hacerlo.

 

Así se han puesto de acuerdo

aun a bastante distancia

por la obligación que tienen

de desempeñar los cargos

 

Dando principio ese día,

oyendo la Santa Misa

que en sufragio de la madre

dijo el hijo carmelita.

 

Que aunque nosotros no vimos,

en sentido corporal,

creemos que desde el Cielo

ella pudo contemplar.

 

Después, en el cementerio,

en su sepultura oramos

y elevamos nuestras preces

por el eterno descanso.

 

Después una gran comida

todos juntos reunidos,

vástagos del mismo tronco,

nos juntamos veinticinco.

 

Yo quedé muy satisfecho,

de así celebrar mi santo,

sin darlo gran importancia,

si será o no el último año.


A Dios debemos la vida,

que Él es quien la concedió,

y cuando Él nos la pida,

yo gustoso se la doy.

 

La vida no tiene importancia,

sea corta o sea larga,

lo que sí la tiene, y mucha,

saberla vivir en gracia

 

Y así cuando el Señor se digne

enviar a la muerte,

nosotros ya preparados,

poderla decir que entre.


Y una vez allí presente

preguntar con interés:

cuando vos gustéis Señora,

¿mas decidme donde iré?.

 

Y al oír esta pregunta

ella pueda contestar:

preparado está tu puesto,

no temas, ya lo sabrás

 

Pues para muchas personas

que ven alargar su vida,

les sirve de sufrimiento

por las faltas cometidas.

 

La conciencia a los culpados

castiga tan pronto y bien,

que hay muy pocos que no estén

dentro de su pecho ahorcados.

 

Por eso hemos conocido, casos

y personas por sus delitos,

su conciencia tanto acusa,

que han preferido el suicidio

 

Dios con gran sabiduría

en la conciencia nos grava

el tic tac de nuestras obras

si son buenos ó son malas

 

No sirve, que nadie a voces,

él se quiera defender,

que en silencio la conciencia

bien claro se lo hace ver.

 

Pensemos que en esta vida,

sólo estamos temporal,

para merecer el premio

que en la eterna nos darán.