lunes, 6 de junio de 2022

EL CANTO GIJÓN, CURIOSIDADES, RISAS Y LÁGRIMAS

Ángel Fraile

Hace ya muchos años que desapareció el "Canto Gijón". Los más mayores seguro que lo recuerdan con  una sonrisa, pues era como un monumento para Vallelado. La palabra "Canto" a todos nos suena, y más de uno cuando era joven se ha divertido tirando cantos, a perros, gatos, e incluso a los semejantes, con aquellas batallas que en ciertas ocasiones se disputaban entre chicos, y que a veces más de uno salía mal parado, o escalabrado. 

Un significado que trae el diccionario para la palabra "Canto" hace alusión a una esquina o un remate de algo, como es el caso al que vamos a referirnos. Estos cantos o piedras de gran tamaño, estaban en las bodegas y tenían la función de sujetar el uso de madera que servía para apretar la viga que se colocaba en el pie con la uva para exprimirla y sacar el mosto que luego se transformaría en vino. Cuando estas piedras ya no servían por dejarse de utilizar se sacaban de la bodega y algunas servían en la esquina de alguna casa para protección de la misma ante vehículos o carros que se arrimaban demasiado. Esto evitaba males mayores. 

La piedra o canto a la que quiero referirme - para aquellos que no lo han conocido- estaba situada en la misma Plaza Mayor, adosada a la esquina y fachada de la antigua casa de Crescencio Fraile, junto a la carretera. Este cantón de gran tamaño, siempre ha significado para los más pequeños, algo mágico, pues cuando ya teníamos uso de razón era una de las cosas de las que nos hablaban nuestro padres y abuelos. Era un punto de referencia en Vallelado, quizás el más importante porque todos sabíamos dónde estaba. La inocencia de los niños hacía que nos contasen historias de este canto que nos dejaba anonadados y pensativos. Era tal la obsesión que nos contaban que acercando el oído a esta gran piedra oiríamos campanillas. Y como no,  había que comprobar esta extraña facultad de esta piedra, que llevaría allí siglos, y que seguro que si pudiese hablar nos contaría muchas historias de las gentes de Vallelado, alguna seguro que no muy agradabable. Como digo, queríamos comprobar lo que nos habían dicho los más mayores del lugar. La curiosidad, nos hacía ser confiados para que acercáramos la cabeza a la piedra con tal de sentir esas agradables "esquilillas", y al momento escuchábamos mucho más fuerte ese sonido. Los que presenciaban al osado que acercaba la cabeza a la piedra contenían la respiración, para luego carcajearse. Maldad de niños, y de mayores. El  único que no reía es el que había recibido dentro de su cabeza el desagradable coscorrón, que hacía que escuchásemos ese sonido que no era agradable, como nos habían contado, si no todo lo contrario. Nos la habían jugado, pero bien. Pero ya dice el refrán que la risa va por barrios,  otro día éramos espectadores  y nos tocaba reír a nosotros. 

Por supuesto que nadie descubría al siguiente neófito lo que sentiría en la gran piedra, y hasta le animábamos a ser protagonista.

Con estos y otros golpes, los niños íbamos madurando, unas veces riendo y otras llorando, como es el caso.  

Cuando se derrumbo la casa donde estaba el "Cantó Gijón", la piedra desapareció, sin que nadie se preocupara de hacer con ella un monumento o al menos conservarla. El destino de esta antigua piedra de lagar, es incierto, pero no es descabellado que la hicieran pedazos para meterla en los cimientos de alguna nueva construcción.

¡¡Así es la vida, viviendo y aprendiendo, aunque sea a base de coscorrones !!

Gracias a nuestro fotógrafo Alfredo del Ser, (Alfredito), tenemos esta imagen de los años 60 donde puede verse claramente el "Canto Gijón" y su antigua ubicación.