EN ESTE MES DE MARZO,SE CUMPLEN 50 AÑOS DE LA VISITA DE LA VIRGEN DEL HENAR POR LOS PUEBLOS DE LA COMUNIDAD DE VILLA Y TIERRA DE CUÉLLAR.
Ángel Fraile de Pablo
Un gran acontecimiento, supuso la primavera de 1972, para todos los pueblos que componen la Comunidad de Villa y Tierra Antigua de Cuéllar. Esta Comunidad, está formada por 36 pueblos, de las provincias de Segovia y Valladolid. El Santuario Mariano del Henar, ha estado regido por los Padres Carmelitas desde 1924 hasta el año 2020, que dejan el santuario por falta de religiosos. Son 96 años los que han estado acompañando y atendiendo a los miles de devotos de la virgen que por allí han pasado a venerar a su patrona.
La imagen de "La Morenita", como así se la conoce, salió de su santuario en 1972, para dirigirse a los pueblos de toda la comunidad y así visitar a todos sus devotos. Durante al menos 36 días estuvo la virgen de peregrinación. En cada uno de los pueblos fue recibida con todos los honores, por parte de autoridades eclesiásticas y civiles. Todo un acontecimiento histórico para nuestra comarca.
El 22 de marzo llegó a Vallelado, por carretera, desde el vecino pueblo de Mata de Cuéllar, acompañado de un gran número de fieles. Los devotos de Vallelado, recibieron con gran emoción a la patrona, que procesionó por las calles , que estaban engalanadas para la ocasión. Luego estuvo expuesta en la iglesia, para que todos pudieran contemplarla, y así permanecer, rezando o pidiendo o dando gracias.
Años antes, en 1957, a petición de los resineros de toda la comarca, que habían recogido 5000 firmas y del visto bueno del obispo de Segovia, D. Daniel Llorente, se envía a Roma el informe y la petición a Pío XII para la concesión del patronazgo canónico de la Virgen del Henar sobre los resineros españoles. De todos es sabido que toda nuestra zona era por entonces una de las más importantes de España en cuanto a extracción y la transformación de la industria de la resina, de la que vivían una gran cantidad de familias en todos los pueblos de alrededor, tanto de Segovia como de Valladolid, y también varias familias de Vallelado. Por fin en febrero de 1958, el papa concede la gracia solicitada por los resineros.
El 25 de junio de ese año, se celebró una misa solemne en el Santuario del Henar para conmemorar este patronazgo.
Tras haber pasado 50 años de esta visita por nuestros pueblos, este año 2022, la virgen vuelve a visitar a todos sus devotos, de toda la comunidad de Villa y Tierra.
La relevancia de esta visita de 1972, radicaba en que era la primera vez en su historia, que la virgen salía por los pueblo9s de la comunidad. Esto nos da idea de la importancia del hecho, pues la noticia fue recogida por noticiarios locales y también nacionales.
El Noticiario cinematográfico NODO, se hizo eco con un pequeño reportaje que podéis ver en el enlace inferior.
EL NODO SE HACE ECO DE LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN DEL HENAR
Al conmemorarse este año el año Jubilar Henarense, se decidió que la nuestra Patrona del Henar volviese a visitar los 36 pueblos de la Comunidad, cosa que empezará en este mes de marzo.
De este gran acontecimiento, tenemos un testimonio escrito de primera mano, que nos dejó Julián Cuéllar, que con todo detalle nos narra la crónica, en que nos llega a parecer que estamos viviendo ese momento.
La virgen del Henar nos visita en Vallelado
(22 de marzo 1972)
Julián Cuéllar de la Calle
Las celebraciones de esta Semana Santa han transcurrido sin novedad, pero la semana anterior tuvimos la dicha de vivir una fiesta solemnísima y extraordinaria, única y tan grandiosa como no habíamos visto nunca en la vida. Este inolvidable y feliz acontecimiento, que no se borrará jamás de la memoria de cuantos lo hemos vivido, fue feliz y radiante como ninguno.
Era el 22 de marzo, y el cielo rasgado a trechos por tenues cirros escalonados en senda luminosa hacia el infinito y eterno de un cielo que se iba haciendo cada vez más familiar, más cercano, más íntimo, porque su Reina, Madre y Embajadora de Dios, venía a nosotros precisamente para decirnos: que en el espíritu Dios y el hombre son una misma cosa, cuando la fe y el amor transforman a la criatura a imagen de su creador.
El pueblo entero, niños, jóvenes, ancianos, estaba allí, a pie firme, alborozado, expectante, incontenible en medio de sus calles engalanadas como nunca; cubiertas de ramajes y flanqueadas a trechos por pimpollos como escolta de la carretera. Las pancartas de bienvenida, los arcos de triunfo adornados con frases de saludo, y colgando productos de la tierra como ofrenda. Las calles atravesadas de parte a parte por bambalinas y colgaduras multicolores que balanceaba la suave brisa de la tarde templada, llena de colorido, animada por el ambiente creado por una abigarrada muchedumbre que lucía sus mejores galas. Las jóvenes llevaban tocados con vistosos pañuelos y sombreros … y sobre todo destacaba la expresión de sus rostros jubilosos.
Transcurría la tarde y la gente se situaba de puntillas sobre los ribazos, alineada junto a las cunetas, agitando frenéticamente las manos y fundiendo la mirada en un mismo punto que delataba, de una manera tajante e inconfundible, que el esperado y señero acontecimiento se iba acercando.
La gran columna que avanzaba lentamente se hacía cada vez más visible; el ruido de los carros, confundido con el murmullo de las canciones y los vítores, semejaba un torrente rompiendo en blanca espuma sobre la cascada; y es que el torrente humano que precedía a la Reina y Madre nuestra, muy nuestra, muy querida y venerada Imagen de Nuestra Señora del Henar, se sentía emocionando y feliz de venir escoltándola, cantándole el Ave, Ave María, de gracia eres llena, la flor de Castilla está en el Henar…
De pronto los altavoces anuncian que el encuentro de la Virgen con el pueblo de Vallelado es inminente… y entonces, ¡oh prodigio de estas gentes enfervorizadas; un aplauso compacto y cerrado recibe a la bendita imagen con vivas entusiastas, plegarias interiores, y hasta con lágrimas de fervor, acoge a la SEÑORA envolviéndola materialmente.
Fundidos ya los dos pueblos – La Mata y Vallelado- en esta entrada triunfal se avanza despacio hasta llegar a la Plaza Mayor en cuyo centro, mirando al cielo, se da a la imagen la bienvenida oficial con el saludo y ofrecimiento del Padre carmelita, pregonero y heraldo de este recorrido de la venerada Imagen de Nuestra Señora del Henar por los cuarenta pueblos que componen la Comunidad y Villa de Cuéllar.
La Virgen, dice nuestro heraldo, viene a vosotros como una madre dispuesta a escuchar las cosas de sus hijos, y con la alegría del encuentro y del abrazo fraterno le confiéis a ella vuestras alegrías y tristezas, el triunfo o el fracaso, la salud y la enfermedad, porque toda madre se alegra y sufre con el hijo; ella ha venido precisamente a eso, a que le abráis con franqueza vuestro corazón para volcarse en ayuda, amparo, consuelo y esperanza nuestra.
Y luego la voz clara, serena y penetrante de nuestro párroco Don Serafín, padre espiritual de la parroquia, que calurosamente le da la bienvenida en nombre de todos los feligreses. Comenzando por las autoridades, para que ella les infunda el cumplimiento de su deber como administradores que son del patrimonio municipal, y ante todo que sirvan a los intereses de la comunidad, desechando todo partidismo e interés particular si ello fuere en contra del interés general.
A los matrimonios y personas maduras para que sepan dar ejemplo y educar a sus hijos.
A los enfermos e impedidos para que puedan soportar el sufrimiento y ofrezcan sus dolores por los pecadores y desaprensivos.
Por los niños, para que no olviden este acontecimiento único y grandioso y lo graben en su infantil corazón y transmitan el día de mañana, junto al recuerdo de este maravilloso día, la devoción y el amor a la Virgen.
A la juventud, entusiasta y soñadora, que no es mejor ni peor que las que les precedieron, pero que siente la inquietud del momento hacia las causas más justas y sinceras; una juventud que quisiera renovar el mundo cambiando esta sociedad falsa y materialista, regida por el egoísmo, con ansia de placer, envilecida por el alcohol y socavada por las drogas por otra donde imperase la justicia y la verdad, el amor y la comprensión hacia el más débil y necesitado, con gran acopio de ideales puros y nobles; imagen y espejo de la belleza del alma y de la paz interior.
Al pueblo entero al fin, que debe dar un paso adelante hacia la Virgen ofreciéndole un cambio de postura: hacer del cristianismo vacilante y comodista de hoy un cristianismo auténtico, valiente y sacrificado, capaz con su ejemplo de atraer hacia sus filas a la gran masa de pusilánimes e indiferentes.
Después acompañamos a la imagen de la Señora hasta el templo donde, en medio de luces y flores, quedó expuesta para presidir la misa concelebrada; el mayor obsequio que pudimos ofrecer a nuestra Reina, que resultó solemnísima por el entusiasmo y fervor de todos los concurrentes. La nutrida participación Eucarística puso el broche de oro a esta esplendorosa ceremonia.
Luego, durante toda la noche, el desfile y la compañía ante la Madre. Cuántas confidencias y promesas, suspiros de fe, lágrimas de arrepentimiento con petición de favores y de gracias pasarían este día delante de la Virgen morena – Morenita la llamamos con deleite y dulzura. Peticiones que ella escucharía complacida de estos sus hijos - labriegos recios con su tierra, tostados por el sol y el aire de Castilla; en un rincón de la cual, pintoresco como ninguno, rodeado de pinos y de chopos, con un gran prado verde salpicado de florecillas silvestres que baña el agua cristalina y milagrosa, que brota de la fuente del Cirio; Oasis del Henar donde encuentran refrigerio y paz todos los hijos de Castilla y aún de España entera.
La noche serena, sin nubes, cuajada de estrellas, quieta y muda, se ha visto de repente inundada de luz de centenares de antorchas, mientras un rumor de besos va desplegando el aire tibio por las calles del pueblo engalanado; y todos van repitiendo con fervor manifiesto las Avemarías del Santo Rosario.
Veinticuatro horas que se han vivido con ella y para ella, porque al ver el adorno callejero y sobre todo, al contemplar los cinco artísticos altares tan bellos y reales como otros tantos misterios, se comprende con gozo que la juventud actual, esta juventud de nuestros honrados pueblos castellanos se ha volcado de lleno con la generosidad que siempre le ha sido proverbial, para entregarse en cuerpo y alma por la patria, la fe, y su Virgen bendita del Henar.
De nuevo, en la iglesia, el paso de fieles es constante y continuo hasta el amanecer. Las horas de convivencia con la Virgen llegan a su fin y la nostalgia de la despedida se hace patente hacia las cinco de la tarde cuando los Padres Carmelitas que la guían nos dan la despedida y Don Serafín, nuestro párroco, le dice el adiós que no es definitivo ya que nosotros tenemos a esta Virgen del Henar muy metida dentro de nuestro pecho, y porque además la volveremos a ver muy pronto, devolviéndola con creces esta visita que culminará entre todas en su Santuario el gran día, ya tan cercano, de su gloriosa coronación.
Para despedir a la Virgen se agolpa todo del vecindario en compacta masa. Los clarinetes y el timbal de la banda de música hacen oír sus compases, y la alegría se desborda en la danza tradicional típica de la tierra; y con regocijo, piedad y cierto sentimiento de nostalgia se va avanzando carretera adelante hacia San Cristóbal, el pueblo hermano que nos espera con la misma ilusión que nosotros esperábamos a los vecinos de la Mata el día anterior.
Un sentimiento emocionado y nostálgicos recuerdos nos invaden y, mientras regresamos a nuestras casas con la mente y el corazón puestos en la celestial Imagen, nos embarga el convencimiento que la Virgen no nos abandonará nunca mientras seamos capaces de confiar en ella como Madre y aclamarla y venerarla como Reina.