martes, 9 de marzo de 2021

NUEVO POEMA DE MI ABUELO IGNACIO

                 

Ángel Fraile


Hace ya muchos años que mi abuelo Ignacio falleció. Después de jubilarse, tras haber trabajado en el campo, cogió afición a esto de escribir chascarrillos y poemas, basados en sus experiencias durante los años que vivió (falleció a los 95 años). Ya sabemos que la experiencia, como dice el refrán, es la madre de la ciencia. Nos dejó una serie de poemas que iremos publicando para todo aquel que tenga a bien leerlos. Son poemas que hablan, ni más ni menos que de la vida misma. A mi personalmente me resultan familiares porque les he leído muchas veces, pero también pienso que de ellos se pueden sacar muchas enseñanzas, a pesar de haber  sido escritos hace ya bastantes años. Aunque la forma en que nos relacionamos ahora ha cambiado mucho desde entonces, creo que algo podemos aprender de nuestros mayores, aunque solo sea por la experiencia, como ya he dicho, que bastante es. 

Ya hemos publicado algún poema más en esta sección. Os pongo uno más

 LA VOZ DE NUESTRO INTERIOR



 Hay personas en la vida

que se atreven a decir

que Dios no existe, 

que todo queda terminado aquí.


Todos ésos que lo dicen,

bien se nota en su interior,

que lo dicen sólo de boca,

que no con el corazón.


Porque al fin todos demuestran

que a la hora de la verdad,

esos que dicen no existir,

temen que los juzgará.


La mayoría de ellos

que se atreven a negarlo,

deseaban no existiera,

por miedo a ser condenados.


Que es cierto que Dios existe,

nos lo dice la expresión,

que todos llevamos dentro

grabado en el interior.


Con gran sabiduría

nadie sería capaz,

de infiltrar a cada uno

su juez en particular.


Por eso todos notamos

llevamos dentro un fiscal,

que sentencia cada día

lo que hacemos bien o mal.


Ese fiscal que llevamos

creemos que es la conciencia,

podemos estar tranquilos

si ella se encuentra contenta.



Pero si no, no lo dudes,

ella sería capaz

de denunciarte a ti mismo,

las cosas que has hecho mal.


Pues nos lo dice bien claro

en la vida la experiencia,

a quien debemos creer

más que a los hombres de ciencia.


Vemos a ésos valientes,

para hacer el crimen y el robo,

que a veces sin verlos nadie

lo declaran ellos solos.


Otros viendo que su conciencia

no lo pueden soportar,

terminan por suicidarse

por no querer confesar.


Así Dios nos habla a todos

de su gran omnipotencia,

que el que obra contra Él,

recibirá la sentencia.


Que es la voz de la conciencia

la voz de la Providencia,

y junto con el pecado

llevamos la penitencia.


Con esto queda probado,

Dios no ha muerto, está vivo

y no morirá jamás

por los siglos de los siglos.