PRINCIPIOS DE JULIO, Y YA HA EMPEZADO
LA CAMPAÑA DE RECOGIDA DEL AJO EN VALLELADO
Ángel Fraile
Acabamos de comenzar el mes de julio, seguramente el mes más caluroso del año. Ya ha comenzado en Vallelado la recogida del ajo. Parece que los ajeros tienen prisa por recolectar la mercancía, porque las últimas lluvias no han beneficiado a este tradicional cultivo. Llegadas estas fechas, lo que el ajo necesita es que haga calor para que se seque y se cure, y cuando se almacene no haya problemas para su conservación.
Junio, este año, ha sido un mes muy lluvioso, nada habitual, pues se han recogido unos 80 litros de precipitaciones por metro cuadrado. En esta etapa, el ajo se empapa de agua, y es lo peor que puede ocurrir, cuando falta poco tiempo para su recolección.
Lejos quedan ya, aquellos años en los que todos los labradores sembraban este producto que ha dado fama a Vallelado, y que la totalidad del proceso, tanto la siembra, la escarda y la recolección se hacía de forma manual o artesanal.
Personalmente, recuerdo que nos levantábamos antes del amanecer, para que nada más empezar a salir el sol por el horizonte, comenzar a recoger los ajos, previamente sacados con el arado romano y las caballerías, o ya después, con los arados del tractor.
Los ajos quedaban al descubierto en la tierra, y manualmente teníamos que recogerles uno a uno, y hacer lo que se denominaban gavillas, como si del cereal se tratara. A media mañana, cuando ya el sol empezaba a apretar, a casa con la carga, para luego después por la tarde y en familia, seleccionarles y hacerles manojos, aquí siempre han sido manadas, y luego bien atados, ponerlos a secar, bien al sol o en lugar cubierto y ventilado.
Hoy se siembran una cantidad de ajos mucho mayor, aunque son pocos los labradores que se dedican a ello, pero ha entrado de lleno la maquinaria tanto para el desgrane, como la siembra y la recogida por lo que se pueden cultivar mucho más terreno.
En esta ocasión, podemos ver a Juanjo, que es uno de los productores actuales, recogiendo, o sacando los ajos con la maquinaria moderna, que también les hace manadas y les ata. Siempre hace falta alguna persona, como podemos ver, que vaya recogiendo algún ajo que no ha cogido la cosechadora, o atar alguna manada que ha quedado un poco floja.
De todas formas, nada que ver con el esfuerzo que se hacía antes, y de eso nos podemos alegrar.
El campo ha evolucionado, como no podía ser de otra manera. Ahora los problemas son otros. No se trata de producir mucho, sino que lo que se produce sea de calidad y tenga un precio adecuado al gasto y el esfuerzo que el agricultor ha hecho, pero este es otro tema más complejo, donde intervienen muchos más factores.