martes, 27 de diciembre de 2022

HISTORIAS DE ANTES (AFORTUNADAMENTE)

 "CRUELDAD DE NIÑO"

     Ángel Fraile

    Siempre se ha dicho que el hambre agudiza el ingenio, y bastante de cierto tiene esta afirmación. Por  algo se dice, o se decía: "Este niño, es más listo que el hambre", aunque muchos pensarán hoy, que es preferible no tener hambre, aunque esté disminuido el ingenio. Tanto se peca por mucho que por poco, pero es en el medio donde  está la virtud.

    A propósito de esta pequeña introducción, voy a relatar lo que ocurrió en casa de unos pobres ancianos, hace ya algunos años, con los cuales vivía un nieto al que mantenían por no tener sus padres posibles.

    Llegó cierto día, uno de tantos pobres que transitaban por nuestros pueblos en busca de limosna para poder malvivir, y llamando a la puerta de este matrimonio, salió el nieto y viendo que era un pobre fue a decírselo a su abuela, que estaba en el piso de arriba, y esta le dijo: "Baja y dile  al pobre que suba y le preparo unas sopillas de ajo". El chico, que era espabilado y tampoco comía lo que quería, bajó y le dijo al pobre: Dice mi abuela que va a bajar y le va a dar unos palos si no se marcha. Viendo la abuela que no subía el buen hombre, salió al balcón viendo como el pobre corría que perdía el culo. Extrañada le gritó: "Vuelva buen hombre, que aunque no alimentan calientan el cuerpo". Y en oyendo esto aceleró el paso y no volvió ni la cabeza.

    Según me lo relataron hace ya unos años, lo cuento. Aunque este relato pueda parecer un cuento, es muy probable que esté basado en un hecho cierto ocurrido en Vallelado. Afortunadamente ya pasaron aquellos tiempos en que para poder comer había que discurrir, y mucho. El hambre era un gran profesor y como ya he dicho antes, agudizaba el ingenio para poder salir adelante en la vida. Pensemos en nuestros abuelos que pasaron muchas calamidades, cuando las ayudas sociales no existían y había que buscarse las habichuelas..."por la buena marcha del negocio", como se dice en sentido figurado.

     Casi todo lo que se ha ganado con esfuerzo, tiene mucho más valor que lo que nos viene sin esperarlo y de forma automática. Un pensamiento que siempre nos han enseñado y trasmitido y que hoy parece que está  poco valorado.