jueves, 28 de octubre de 2021

"A CALA Y A CATA"

Ángel Fraile

Cuando hablamos de palabras en desuso, que ya se utilizan poco, tenemos que acudir al rico diccionario del idioma castellano para comprobar su antiguo significado, aunque muchas de ellas no aparezcan por haber sufrido alguna deformación, o por otras causas. El aislamiento ancestral de nuestros pueblos, durante décadas, hizo que muchas expresiones o palabras hayan cambiado muy poco, pues entonces, las comunicaciones eran pobres y difíciles, no ahora.

Un buen número de esta palabras o expresiones, han permanecido en la memoria de nuestras gentes hasta hace no muchos años, suponiendo una gran riqueza para nuestro idioma. Siempre hemos oído que el idioma español es muy rico en palabras y expresiones, y que una misma palabra puede significar varias cosas dependiendo del contexto o de la situación donde se diga. Vamos a comentar una de tantas de estas expresiones con el único propósito de recordar cuando éramos niños, y como no para sonreír , en estos tiempos en que lo ejercitamos poco este verbo,  y que tanta falta nos hace. Siempre debemos de acudir a nuestro diccionario para ver la procedencia de las palabras y la evolución de las mismas, aunque estas ahora estén un poco apartadas del vocabulario popular, o en desuso. Ya en el siglo XVIII decía a propósito de "Catar" en uno de los distintos significados: "Vale también probar, o gustar alguna cosa para examinar su sabor y sazón". y a propósito de "cata": "La prueba que se hace del vino y otros liquores, para saber el estado que tienen y si están hechos o no". "Cortar de un melón o de otras frutas un pedazo con el fin de probarlas".

La venta ambulante, hasta hace unos años, se hacía por las calles, de casa en casa. Se pregonaba el producto que quería venderse y allí acudían los clientes para comprar aquello que no se encontraba en las tiendas de ultramarinos. Por poner algún ejemplo, recuerdo un señor que venía, creo que de la zona de la Mancha, y vendía especias para cocinar. Llevaba una especie de alforja con multitud de bolsillos donde tenía las especias, que iba ofreciendo. Así pregonaba por las calles...."Agustín vende cominos, hoja de laurel, canela y clavo, y en azafrán no comercia porque se vende muy caro". Parece que el azafrán sigue vendiéndose caro, aunque con muy poquito podemos aliñar nuestras paellas y arroces para darles ese sabor tan especial. Otro comerciante ambulante uno que recuerdo que venía con una mula cargada con unos grandes serones, en los que llevaba miel de la comarca de la Alcarria y aceitunas aliñadas, y así recorría el pueblo de casa en casa para vender su mercancía. 

Lo mismo pasaba con los vendedores de melones y sandías. Para comprobar su calidad siempre ofrecían el producto para probar y así decían en su pregón...Sandías y melones a cala y a cata, y así nadie se llevaba sorpresas a la hora de consumirlos. como todos estos vendedores ambulantes venían todos los años, ya conocían en general al personal o a los vecinos que se acercaban para comprar. bien sabían el que quería probar, pero luego no compraba. en cierta ocasión fui testigo de una anécdota relacionada con "la cata". Por entonces ya venía un camión que vendía aceitunas, escabeche y alguna cosa más. Recuerdo que un vecino, ya entrado en edad, que se acercó al vendedor y le dijo que si daba a cata las aceitunas, pero se ve que este vendedor, ya conocía al cliente de otras veces, que lo único que quería era probar, pero no comprar, para lo que le respondió que las aceitunas no se daban a cata. Ya sabemos que la picaresca como en tantas ocasiones está a la orden del día, y estos vendedores bien lo sabían, por lo cual acudiendo al famoso símil taurino, por lo que  tenían que torear en muchas plazas, pero ya conocían de antemano el ganado que tenían que lidiar y cómo debían de actuar. 

Espero que a los más mayores hallan disfrutado, con este relato,  recordando aquellos tiempos pasados, y a los más jóvenes, si han tenido la curiosidad de leerlo, al menos les haya hecho reflexionar y conocer algo más la vida de sus abuelos.