“BLANCOMOR DE VALLELADO”,
UN AJO CON NOMBRE PROPIO
(Artículo publicado en la revista "La Villa" en el año 2000)
Desde el año 1996, el ajo autóctono de Vallelado, está inscrito como variedad comercial, en la Dirección General de Producciones y Mercados Agrícolas, como “Blancomor de Vallelado” (B.O.E. 17/12/1996); sin embargo la importancia de este cultivo viene de muchos años atrás. Ha sido durante el siglo XX cuando su producción y comercialización se ha extendido de forma importante; en el año 1925 ya era uno de los cultivos básicos dentro de la agricultura, pero fue en los 50 cuando empezó a cultivarse en grandes extensiones. En los meses de noviembre y diciembre comenzaban las tareas de desgranado y siembra en las que participaba toda la familia, sobre todo en la primera de ellas, pues era necesaria una gran cantidad de mano de obra, trabajo en el que colaboraban incluso los pequeños de la casa.
A partir de los años 90, y gracias a la mecanización, la producción ha aumentado considerablemente; no obstante, a la hora de la siembra, el método tradicional a mano, lo que se conoce popularmente como “poner ajos”, sigue siendo el mejor; el uso de maquinaria, en esta parte del proceso disminuye la calidad y cantidad de producción, considerándose como única ventaja el menor coste.
Además del ajo autóctono, en los últimos años también se siembra y comercializa el ”ajo Americano”, más llamativo y productivo por su mayor tamaño, pero de peor calidad.
Actualmente se cultivan anualmente en Vallelado unos 2.000.000 de kilos de ajos de las dos variedades citadas, aunque el americano en muy pequeña proporción, dedicándose a esta actividad de 80 a 100 agricultores. La inestabilidad de los precios de unos años a otros, e incluso dentro de la misma temporada, hace que los beneficios no estén garantizados, pues es muy importante la inversión económica a realizar, tanto por el valor de la semilla como por el coste de las tareas de laboreo.
En los últimos años han surgido varias empresas que transforman y comercializan parte de la producción local. La distribución se hace por el norte de España y fundamentalmente en Madrid y zona centro, exportándose también a países de Europa como Alemania y Francia.
Después de limpias, las cabezas son clasificadas según su tamaño, de menor a mayor, en las siguientes clases: Segunda, Primera, Flor, Super, Extra y Jumbo, para su distribución en los distintos mercados; esta parte del proceso da temporalmente mano de obra a un buen número de mujeres.
Dado que el ajo es un producto perecedero, es necesario garantizar su conservación hasta la siguiente campaña. Por ello, parte de la producción se guarda, en cámaras frigoríficas a 4 grados bajo cero para comercializarlo en los últimos meses de la temporada, antes de la recogida de la nueva cosecha. .
El arraigo y tradición de este cultivo, que se ha conservado a lo largo de años, ha hecho que ya sea tradicional, la “Fiesta del Ajo” de Vallelado, que se celebra principios del mes de Julio, coincidiendo con la festividad de Santo Tomás Apóstol, patrono local.