Queriendo rememorar el trabajo de nuestras madres y abuelas, las mujeres de Vallelado han querido rendir un sencillo homenaje a aquellas mujeres, que en el buen tiempo salían y se reunían con las vecinas para charlar, la vez que remendaban la ropa, o hacían punto, en una época en que no existían las prendas manufacturadas, como ahora se dice, aunque tampoco había posibles para comprarlas. Un bonito y sencillo acto que aplaudimos desde aquí.
El lugar elegido ha sido el jardín que hay frente a las piscinas, junto a la Cruz de piedra del Palacio, que a buen seguro ha sido testigo (aunque sea de piedra) desde hace más de 300 años de la vida de los que nos precedieron.