Ángel Fraile
De nuevo publico otro poema de mi abuelo Ignacio. Estos poemas que voy publicando, aunque escritos hace ya bastantes años, podrían ser actuales, si nos atenemos a su contenido.
Hay cosas en la vida que han cambiado poco, y que nunca cambiarán, por muchos adelantos que tengamos.
Para todos los que les guste este tipo de poemas, ahí va este que escribió con motivo de uno de sus cumpleaños.
CUMPLEAÑOS FELIZ
(Ignacio Fraile Muñoz)
Me dicen todos este año,
que lo veas muy feliz,
porque a todos les parece
que otro más va a ser difícil.
Pues noto ya al caminar,
cada vez más tropezones,
y esto me hace sospechar
que la cabeza no marcha
como debería marchar.
Si esto no está en condiciones
que es el motor principal,
que depende todo engranaje,
los miembros marcharán mal.
Y pienso que si la llevo
a un mecánico a arreglar,
me diga “no tiene arreglo”
por estar gastada ya.
Pues seguiremos así,
que siempre será mejor,
que si la mando arreglar
se quede en la operación.
No veo ninguno en mi pueblo,
y esto me hace sospechar,
que de mi edad no haya nadie
que ya pueda pasear.
Pues tres o cuatro que hay
apenas se pueden valer,
y tienen que estar en casa
por no poderse mover.
Así es que pensando en esto
que nos sirva de anticipo,
es señal que en esta patria
se nos cumple ya el permiso.
En fin, seamos sensatos,
y evitemos egoismo,
que a nuestros antepasados
también sucedió lo mismo.
Pues ya de sobra sabemos
que esta vida es militante,
según prestes el servicio
te servirá la triunfante.
Y para ir a la otra
en serio tienes que pensar,
que allí no es por temporada
que es para la eternidad.
Y aunque por el purgatorio
también tengas que pasar,
¿Quién se presentará ante Dios
sin el vestido nupcial?
Y una vez limpio de manchas
de esta vida terrenal,
llegaremos más contentos
a la Patria Celestial.
Allí saldrán a esperarte
con una gran alegría
todos tus seres queridos
junto a la virgen María.
Si esta dicha y esta gloria
no te empeñas en ganarla,
teniéndola ahora en tus manos,
te quedarás sin gozarla
¡Que triste sería vivir
sin la esperanza tan buena,
pues sólo el vivir aquí
no merecía la pena!