Ángel Fraile
En estos días de confinamiento, por el Covid-19, nos da tiempo a muchas cosas, y entre otras a pensar un poco más. Desgraciadamente, en general, no nos damos cuenta de lo que tenemos, ni lo apreciamos, hasta que no lo perdemos..."a buenas horas"..., diría yo. "Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena", y ahora sí que truena.
En nuestra vida concurren todos los días una serie de circunstancias en las que tenemos que priorizar, y no siempre elegimos las más adecuadas, pero de los errores es como se aprende. Dice un viejo refrán que rectificar es de sabios.
Hace no muchos días, salíamos y entrábamos de casa con toda libertad, para acudir al trabajo, caminar de un lado a otro, pendientes del reloj, queriendo ir y hacer un montón de cosas, como si y nos faltase tiempo para todo.
Y de repente, este tiempo parece que se ha detenido; ¿y ahora qué?. Ahora nos damos cuenta que simplemente un paseo por el campo, tomar un café con los amigos, celebrar algo en familia, decir un "te quiero", un beso, un abrazo a nuestros seres más cercanos, y un montón de sencillas cosas...es en lo que consiste nuestra felicidad.
Siempre hemos pensado que esta felicidad había que buscarla fuera de nosotros, yendo a muchos sitios, movernos con el coche a cientos de kilómetros a toda velocidad, para llegar lo antes posible...que se yo , multitud de cosas, y al final no la encontrábamos, después de tanto luchar para conseguirla. Algo nos debe de estar fallando.
Tras estos días de reclusión, como por arte de magia, se nos enciende una lucecita y empezamos a valorar las cosas que, creo yo, son grandes en esta vida, las que verdaderamente importan...y resulta que descubrimos que las grandes, son las pequeñas cosas de cada día: La salud, el estar con la familia, el tener un trabajo, el sentirse útil, llamar a los amigos por teléfono para ver como se encuentran, hablar con nuestros vecinos que están solos, por si necesitan de nuestra ayuda. Todo ello nos hace sentirnos mejor a nosotros mismos, como agradecer con nuestros aplausos, saliendo al balcón, a todos los que están trabajando para que esta pandemia termine cuanto antes, solidarizándonos con aquellos que están afectados por el virus, y con tantas familias que han perdido a sus seres queridos.;
Si cuando superemos esta grave crisis, después de tanto sufrimiento, hemos sacado de ella algo positivo, todos deberíamos plantearnos muchas cosas. Debemos pararnos a reflexionar, sobre lo que estamos haciendo mal, en este loco mundo, que gira a tanta velocidad, que nos impide disfrutar de lo que tenemos en el camino y a nuestro alrededor..."Y pensábamos que no éramos felices".
Mi recuerdo a todas esas familias que han perdido a sus seres queridos, y que ni tan siquiera han podido despedirse de ellos y darles el últimos adiós. Muy dura esta circunstancia. Y a todos los que se encuentran hospitalizados, les deseo fuerzas para superar su difícil situación. Y sobre todo deseo que respetemos las normas, por duras que nos parezcan, que nos han impuesto las autoridades para poder superar a este virus que se nos ha colado, cuando menos nos lo esperábamos. Esta será la manera de que salgamos de este agujero para ser felices.
¡¡ Mucha paciencia, y muchos ánimos a todos, especialmente a tantos "Ángeles de la Guarda" que velan por todos nosotros día tras día !!