Familia González Rufat
Unimos nuestras oraciones y sentimientos a las familias y amigos de Don Rafael Martín Polo (sacerdote) y de Don Rufino Fraile García, e imploramos la misericordia divina del último tránsito para sus almas, haciendo llegar nuestro saludo y afecto a sus familiares y amigos así como a la familia hospitalaria, con el recuerdo de este pequeño escrito fragmento donde muestra la vida enamorada y por la que se enamoró el religioso Hermano Rufino Fraile García. Que les ayude a todos para conocerles un poco más. 1º Don Rafaél Martín Polo supo con mucha astucia acercar a los hombres a Dios y llevar a Dios hasta los hombres por los distintos pueblos de Segovia donde ejerció su ministerio. 2º Don Rufino Fraile García Hermano de la Familia Hospitalaria San Juan de Dios festividad que tuvo lugar el pasado día 08/03/2016. Fragmento de un escrito por el que estaba apasionado, para leer entre líneas. “San Juan de Dios dio los primeros pasos vacilantes y dolorosos del viaje que transformaría su vida. En primer lugar, él viajó a la profundidad de su interior, donde descubrió a Dios y después viajó hacia el exterior, a medida que iba descubriendo el sentido y el alcance de su misión. Juan de Dios había vivido un fracaso tras otro, sin embargo, fue en el vacío de este lugar de desilusión y sinsentido donde descubrió a Dios: “¡Dios delante, sobre todas las cosas del mundo!” 1 . En la quietud de este refugio interior de su alma, Juan llegó a entender algo que transformaría su vida, es decir, que Dios le amaba apasionada e incondicionalmente. Tener conciencia de ello es algo que cambió para siempre la forma en que Juan se veía a sí mismo, a Dios y al mundo de su entorno. Con esta “nueva visión” adquirió también un nuevo sentido y la convicción de la presencia constante de Dios en su vida. En ese momento fue cuando Juan se sintió listo para emprender su misión, su nueva vida, una nueva forma de ser discípulo del Cristo desnudo. De hecho, Juan no tenía una misión propia, sino que podríamos decir que la misión de Juan consistía en hacer suya la misión de Dios. Para realizar dicha misión, Dios otorgó a Juan un don único, que llamamos el don de la Hospitalidad. Por la forma en la que Juan se sumergió en el don que había recibido, por cómo se identificó y se dejó absorber por él, podemos realmente llamarlo Hospitalidad juan de diana. Juan se convirtió en el rostro compasivo y amoroso de Dios para sus hijos, en especial para los que se sentían menos amados, los que estaban más descuidados. La transformación de Juan, que se hizo Hospitalidad para los demás, fue tan amplia e intensa que se apoderó totalmente de él. Acogía a todos e incluso salía a buscar a quienes no podían ir a pedirle ayuda. Estaba totalmente sumergido en su afán de aliviar el sufrimiento y el dolor de los pobres y marginados de la ciudad de Granada y más allá de la misma. Juan aportó una nueva visión de la civilización, una cultura, una forma verdaderamente humanizada de relacionarse con los demás, lo que favoreció la transformación de la ciudad de Granada. Se dice que Juan XXIII, el Papa del Concilio, cuando visitó Granada antes de ser Papa, afirmó que “Juan de Dios era el hombre más culto de la Europa de sus tiempos”. Fue gracias a la influencia de Juan sobre la ciudad y al gran movimiento al que él dio inicio que su “ética de la Hospitalidad” se difundió por todo el mundo a través de sus seguidores.”