Ángel Fraile
Es un árbol, originario de Asia. Se han encontrado restos de higos de hace más de 10.000 años. Ya los antiguos egipcios y otros pueblos, apreciaban esta dulce y rica fruta.
Es un árbol poco exigente, en cuanto a las cualidades del terreno, por lo que crece también en terrenos secos, soportando bien la sequía, pero si las condiciones son favorables, se desarrolla de manera fácil y adquiriendo un gran porte.
Resulta curioso que la higuera es uno árbol que da dos frutos en el mismo año; al menos no conocemos por aquí otra especie con esta cualidad.
La denominación popular de este árbol puede resultar un poco confusa, pues en unos pueblos dicen "higueras" y en otro las denominan "brevales", sin atender a que den uno o dos frutos. Existen muchas variedades de higueras, distinguiéndose las que dan un fruto y las que dan dos. Las higueras que dan dos frutos, deberíamos denominarlas "higueras- brevales", y las que solo dan uno, simplemente "higueras". El primer fruto es la breva, que madura en el mes de julio y tiene un aspecto muy llamativo, por su tamaño mayor que el higo, pero con un sabor menos dulce. Cuando las brevas maduran, ya se distingue claramente el segundo fruto o higo, del tamaño de una avellana o mayor. Pero habrá que esperar todo el verano para que este higo reciba el cálido sol para que el fruto acumule su exquisito dulzor, que podremos disfrutar a partir de mediados del mes de septiembre. La cosecha de brevas no suele ser muy abundante, salvo años extraordinarios, sin embargo el segundo fruto sí que lo es, pues prácticamente de la base del tallo de cada hoja, podemos ver un fruto. En poco más de dos meses, la higuera nos obsequia con dos ricos y sabrosos frutos.
Todo un portento, este antiguo árbol, tan apreciado y cultivado por prácticamente todos los pueblos de la antigüedad.
Además de sus frutos, la higuera da nos proporciona una fresca sombra en los meses calurosos; de ahí el viejo dicho de "Estar en la higuera", que significa estar despistado o pensando en las musarañas, como decimos por aquí. Aunque no conocemos el origen de este dicho, se me ocurre que pueda venir de que debajo de una higuera, se está divinamente, cuando el sol aprieta, por lo que es normal estar despistado, disfrutando únicamente de su frescor.